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En el apacible pueblo de Baca, Yucatán, se llevó a cabo la emotiva representación del viacrucis viviente, que este año alcanzó su edición número 46. A pesar del intenso calor, cientos de fieles se congregaron en el centro de la comunidad para acompañar en su camino de sufrimiento al joven estudiante de ingeniería Gaspar Canche, quien encarnó el papel de Jesús en esta conmovedora puesta en escena.
Los escenarios del juicio de Pilato y Herodes se erigieron en el corazón del pueblo, donde los asistentes revivieron los momentos más críticos del juicio y la condena de Jesús. Ante la presión del pueblo, Pilato se vio obligado a decidir el destino del Nazareno, mientras Caifás y Herodes desempeñaban sus roles con desdén y crueldad.
Con lágrimas en los ojos y el corazón lleno de dolor, los fieles presenciaron el inicio del calvario de Jesús, quien cargó una cruz de más de 90 kilogramos por las principales calles de Baca. Momentos conmovedores marcaron el camino, como el encuentro entre Jesús y su madre, María, en la cuarta estación, donde el dolor y la angustia se palpaban en el ambiente.
La Verónica, con valentía y devoción, limpió el rostro ensangrentado de Jesús, dejando impresa en el paño la imagen sagrada del Santo Rostro. El recorrido culminó en el atrio de la iglesia de la Virgen de la Purísima Concepción, donde Jesús fue crucificado junto a Dimas y Gestas, pronunciando sus últimas palabras con resignación y entrega.
El viacrucis viviente de Baca no solo fue una representación teatral, sino un acto de profunda fe y devoción que conmovió a todos los presentes, recordándoles el sacrificio de Jesucristo por la redención de la humanidad.
